El uso de una silla con todas las características ergonómicas ayuda a las personas a sentirse cómodos mientras trabajan, ya que ayudan a mantener una buena postura, adecuada para el cuerpo de cada persona, reduce el impacto en la columna y da apoyo a las curvas de la columna.
La función de silla ergonómica permite a los individuos ajustar la altura de la silla para que sus pies queden apoyados en el piso o en el reposapiés y sus muslos estén paralelos al piso, para ajustar los reposabrazos para que los brazos descansen suavemente sobre ellos mientras los hombros se relajan. Sentarse en una postura correcta y cómoda ayudará a mejorar la salud y el confort mental, mejorando así la eficiencia en el trabajo.
Las personas suelen quejarse de rigidez en la zona del cuello y los hombros. Esto puede provocar complicaciones como la espondilosis, una pérdida del revestimiento cartilaginoso de las vértebras. Las sillas ergonómicas también pueden incluir un reposacabezas para brindar apoyo a la cabeza y el cuello.
Una silla dura puede ejercer una presión innecesaria sobre las caderas. Las sillas ergonómicas tienen suficiente acolchado y profundidad para ayudar a sostener las caderas y reducir el estrés y la presión.
Otro beneficio importante de las sillas ergonómicas es el efecto positivo que tienen sobre el flujo sanguíneo. Ajustar el asiento a un ángulo de 90 grados permite una circulación adecuada en las piernas. Una buena circulación evita que las piernas se hinchen o se adormezcan.
Las sillas cómodas y de apoyo hacen que las personas estén felices y saludables, quienes tienen menos probabilidades de distraerse o sufrir dolores y molestias que puedan obligarlos a ausentarse. Como resultado, la introducción de sillas ergonómicas ha supuesto aumentos en la productividad y la calidad del trabajo.
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